El primer amor

Hasta que me tocó a mí… me había preparado vísperas de este viaje para todo.  Como otros viajes que he realizado con mis hijos anteriormente, tenía todo previamente planeado… ropa apropiada para el lugar a donde íbamos, en esta ocasión, el mar… ropas de baño, protector de sol, toallas, anti repelente, gorros, medicinas y bálsamos de emergencia (menthol, panadol, agua oxigenada, curitas, vendas, crema para las quemaduras, crema para las irritaciones, etc.), vitaminas, homeopatía, cuentos para leer, juegos de mesa, coche, porta bebé, juguetes, chupones, biberones, en fin… pensé que lo tenía todo en orden, total, tantas veces viajando con niños,

¡Que podría suceder!…

Pero me sucedió… mi hijo mayor conoció a una niña, la niña más hermosa que había visto en su vida… ella, hermosa, con unos ojos verdes inmensos y unos rizos dorados… ella, libre, de pueblo, criada frente al mar, en una casa abierta, sin puertas, sin límites… mi hijo por otro lado, citadino, acostumbrado a su espacio, a sus límites, a no ensuciarse las manos, quedó impactado apenas la vio, de sus ojos y su sonrisa, pura, limpia, inocente y traviesa.

¿Por qué tienes puesto ese sombrero?, te ves tonto ¿sabes?… fue lo primero que ella le dijo… nunca lo vi tan rojo como en ese momento… usualmente, a él no le hubiera importado lo que le dijeran, mientras a él le gustara el sombrero… pero esta vez fue diferente, porque se lo dijo ella, la niña de los ojos hermosos…

Acto seguido, le propuso: ¿Vamos a trepar el cerro?, mi hijo la miró y le dijo – ¡pero me voy a ensuciar! – ella, la bella, lo miró y soltó una risa compasiva, le cogió la mano y le dijo –  ¡no te preocupes!, ¡yo te voy a ayudar!.  Yo era parte de esa sensación que comenzaba a sentir mi hijo, estaba siendo espectadora de un sentimiento hermoso que se daba frente a mí… el amor, un amor puro, inocente, que no pide nada a cambio.   Mi hijo, se enamoraba por primera vez y frente a mis ojos…

Ella, subió el cerro en un segundo, mi hijo, antes de subir,  me miró y me dijo: sabes mami, muchas ganas de subir no tengo, pero ella me retó, así que debo hacerlo… le dije, está bien hijo mío, yo me quedo acá abajo, mirándote… demás está decir que llamé a toda la legión de ángeles para que suban junto a él… una vez arriba, él le dijo… ¿esto es todo?, y ella, la hermosa, abriendo sus brazos de par en par, cerrando los ojos y respirando profundamente, le dijo, ¿cómo que todo?, ¡siente!, ¡siente este hermoso viento sobre ti!, mira a la izquierda esos cerros majestuosos y a la derecha, el mar interminable, ¿no te parece increíble?… mi hijo, demás está decir que solo la miraba a ella, mas enamorado que nunca…

Ese día jugaron como nunca jugó mi hijo, ella lo llevó a trepar árboles, a jugar a las escondidas (contando en quechua), hasta le enseñó a cocinar… fue a la cocina y sacó rucola y zanahorias – ahora lava la rucola y cortas la zanahoria, vamos a cocinar, tu preparas la ensalada y yo hago la limonada– él no renegó ni se negó, solo siguió sus indicaciones…

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Al día siguiente por la tarde, debíamos regresar, mi hijo se levantó temprano y me pidió ir a buscarla, esa mañana jugaron como nunca antes, era realmente hermoso verlos juntos.

Al despedirnos, los dos se pusieron muy tristes, mi hijo estuvo todo el viaje de regreso callado, solo me miraba y yo lo abrazaba y le decía tranquilo, ya vamos a llegar a casa.  A medio viaje me preguntó, mamá, ¿la volveré a ver?, ¿Cuándo regresaremos de nuevo?, le dije que no estaba segura, pero esperaba que fuera pronto…

Llegando a casa, solos, en su habitación, soltó el llanto, ese llanto que lo guardaba dentro de él de hace horas, lo abracé, le prometí que todo iba a estar bien, le expliqué que estaba creciendo y que el amor a veces duele… claro, no sé a quién le dolía más, si a él o a mí… le dije que llorara, que llorar es bueno, que es como limpiarse por dentro, en esos momentos, pensé también que lloraba por su hermano, que lloraba todo lo que en un año no lloró y le agradecí, le agradecí a ella, a la bella, por enseñarle tanto a mi hijo, por enseñarle que se puede jugar sin juguetes, por enseñarle a ser feliz por el simple hecho de ser feliz, por hacer que el llore, que se limpie, que bote lo que tenía dentro…

¿y ahora mami?, ahora mi amor, todas las noches rezaremos por ella, por la bella, pediremos a Dios que la bendiga, que le de mucha fuerza, que la cuide y la proteja, estoy segura mi amor, que la volveremos a ver, ahora mi rey duerme, acá está mamá, junto a ti cuidándote y amándote…

firma namaste

10 comentarios en “El primer amor

  1. wow no solo te pones sentimental por ver a tu hijo sino también por saber que el de alguna forma sufre o está tan ilusionado que quisiera que ese momento no acabe … que lindo que te haya tenido allí y que lo hayas abrazado y hablado de una manera tan práctica y sincera que se sintió libre y capaz de confiar en mamá !! que lindo, un beso grande para tí y para Sven! Luz!

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    • si hermosa, a todo lo que comentas, sentí una conexión tan grande con mi hijo, después de esto nuestro vínculo se reforzó aún más… no tengo palabras suficientes para agradecerle a la bella… Dios me la bendiga siempre <3,
      te quiero mucho mi hermosa Susan ❤

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    • gracias, bella!! la verdad ha sido una bendición para mí el poder estar presente, el ver como este sentimiento se iba dando… me enseño tanto y me recordó tanto, me recordó que si, el amor lo cura todo, que justamente eso es lo que necesita nuestro mundo, de este amor, de estas historias… gracias por leerme, hermosa y por comentar, te quiero mucho!!! ❤

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    • gracias, bella!!, la verdad siempre pensé que iba a ser la mamá mas celosa del mundo cuando esto sucediera y también yo aprendí en esta historia, aprendí que el amor de una madre va mas allá de cualquier forma de apego, aprendí que el desapego y el querer que tu hijo sea feliz y compartir con él esa felicidad, ese momento mágico, es más que hermoso, es una bendición… la maternidad mi bella, me sigue sorprendiendo… te amo tanto, bella!!! ❤

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